
Dos enamorados del estilo rustico, de la madera, de un paseo por el monte, de lo hecho a mano.
Una boda en otoño en la que no podía falta ese toque hogareño. Raquel una autentica artista de las manualidades quiso ser participe en la decoración y con ello consiguió que su esencia estuviera por todos lados.
Gracias a los novios, la calidez, la felicidad y la diversión inundaron este día desde la ceremonia hasta altas horas de la madrugada.



























