Boda de primavera
Como si de un campo de flores primaveral se tratara, así era la boda de Eider e Iñigo.
Todo irradiaba color y alegría: el ramo de la novia, las flores de la iglesia, los jardines de la finca que comenzaban a brotar sus primeras flores.
Un seating plan y unos centros de mesa que no podía tener más variedad de flor con sus diferentes colores.
Una sensación de alegría como la que transmitían ellos al mirarse el uno al otro.
El atardecer que los acompañó en su gran día no pudo ser más espectacular dejando una luz rojiza digna de un momento tan especial.
Bienvenida primavera.